Cuando me adentré en el BDSM, supe de eso que llaman "el protocolo", y que puede ser más o menos estricto y variar en mayor o menor medida.
Como recién llegada, eso de tratar de usted al Amo, de no mirarle a los ojos, de llamarle siempre Mi Señor, de aprenderse el repertorio "kamasutril" de posturas de la sumisa y demás añadidos, he de reconocer que me atraía mucho. Pero claro, todo eso no me salía solo: no trataba de usted a cualquier Dominante que se me cruzara y lo demás quedaba reservado, obviamente, al que fuera mi Amo... caso de que le gustara, porque de mí no salía automáticamente.
Supongo que esta actitud me llevó por senderos poco protocolarios. El caso es que, al cabo del tiempo, mi Amo y yo nos hemos dado cuenta de que sí, tenemos un protocolo y lo seguimos pero... es propio y se ha ido formando con el tiempo, conocimiento mutuo, y amor.
Así que ese Mi Señor, que nunca fue, ha pasado a una forma propia que, por respeto a nuestra intimidad, no desvelaré por aquí. Digamos, simplemente, que es una palabra derivada de Amo y adaptada a nuestras circunstancias. Del mismo modo, él no se dirige a mí como esclava, sino de otra manera también cambiada. En honor a la verdad, me llama de muchas maneras, algunas comunes por estos sitios bedesemeros, y otras no tanto.
Posturas no conozco nada más que una, la mía, que es una variante de esta, adaptada a nuestros sentimientos.
Y en cuanto a dirigirme a Él, no utilizo el usted, nunca lo hice. Recuerdo que un día "jugamos" a eso, a que yo le hablaba "de usted". No duramos mucho, la verdad, aunque reconozco que fue divertido (habrá que repetir). El usted nos alejaría teniendo en cuenta cómo somos ambos. Así que ahí queda, aparcado en un rincón.
Le miro a los ojos, me río de Él muchas veces y le hago perrerías (luego lo carga a mi cuenta, no pasa nada. Ya si eso, voy preparando la maleta para las antípodas cada vez que me huelo que quiere saldar la deuda). Eso no me hace perderle el respeto ni verle como menos Dominante. Más bien, al contrario, aumenta mi confianza en Él porque es lo suficientemente fuerte como para permitirme estas pequeñas salidas de tono.
También tenemos un saludo inicial y una despedida propias. No son ampulosos, son sencillos, cercanos y muy bonitos. Cuando alguno de los dos no lo realiza, el otro en seguida se da cuenta y le llama la atención... porque lo echa de menos, no porque considere que es una falta de respeto o de protocolo.
Sin embargo, es curioso, cuando alguno de los dos se enfada con el otro, este protocolo propio cambia ligeramente: su apelativo se convierte en un seco "Amo" (ni siquiera "mi Amo", porque en esas circunstancias no me sale otra cosa), yo paso a ser "esclava", simple y llanamente. Mi postura se convierte en obligatoria. Y mirarle a los ojos conlleva un reto que prefiero evitar (aunque no siempre, en función de lo arisca que me encuentre. ¿He dicho ya que me gusta el riesgo?) Sigo sin llamarle de usted porque nos aleja y, aún en los momentos peores, no el algo que persigamos ninguno de los dos.
Y, sí, siempre, estemos enfadados o no, Él tiene la última palabra. Para algo es el "Jefe", y en ocasiones es bastante difícil para mí comprenderlo. Pero esto va a así, ¿verdad?
5 comentarios:
Creo que el protocolo en una relación D/S es más personal que general, entre las dos personas se va amoldando este mismo hasta llegar a un explendor donde la luz, brilla en partes iguales, siempre con la inicialización del respeto.
Saludos.
Nada, que me sale una sonrisa al leerte por que muchas de esas cosas me son muy familiares ;)
Saludetes
Y no es precioso tener ese lenguaje verbal y gestual unico para vosotros?...a mi me encanta porque sale natural cuando el tiempo y la confianza se afianza...
Yo personalmente prefiero ese que va surgiendo y va adquiriendo una forma solo conocida por nosotros...
Me ha encantado pues me he reconocido en tus palabras...;)
Besines!!!
Por lo que leo todas nos vemos un poco reflejadas en tus palabras.
Como me gustaba a mi esa complicidad...
Un beso
Me alegra ver que es algo generalizado :)
Beso a tod@s
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